Fingir demencia
¿Doctor? ¿Doctor Zambroni? ¿Qué tal'? ¿Cómo está? Soy Lucas Medrano, como la estación de subte. Me mandaron de los consultorios externos a buscarlo a usted para una interconsulta.
No sé por qué me mandaron para acá, los análisis están perfectos, salvo por algunos valores que parecen estar altos, pero no es para tanto. Sin embargo, el clínico me hizo esta orden, con caracter urgente para que lo venga a ver. “Diagnóstico: el paciente presenta síntomas avanzados de fingir demencia”.
A ver, a ver, me parece que están exagerando un poco; yo vine a hacerme unos chequeos nada más por algo que siento adentro, pero dicen que no hay nada, que dolencias no hay, que la dolencia no es tal. El otro médico dice que es eso que está escrito ahí, por favor no me hagan reír, ¿perdón, me puedo sentar en el sillón?
Además, ¿qué tiene de malo eso? ¿Es tan perjudicial fingir un poco de demencia? Y no estoy loco eh, pero parece que la palabra demencia suena fuerte. Yo no hago nada diferente a lo que hace el resto de la gente, ¿o usted no tiene pacientes con el mismo problema? Porque todos, de alguna u otra manera, fingimos que eso no está ahí, que esto no nos duele, que esto otro no está pasando o, simplemente, que no tenemos la culpa.
No tiene nada de malo fingir un poco para poder seguir nuestro camino, sino nos comería el montruo, nos saltaría la tapa de la olla, la gravedad no nos dejaría levantar los pies del piso. Entiendo lo que me va a decir: “no esta bien fingir demencia, Lucas, porque al final nos terminamos engañando. Nos engañamos a nosotros mismos, tanto, que todo termina explotando”.
Igual fingiendo demencia no le hago daño a nadie, porque nadie sabe y yo me siento bien; bueno del todo bien no, de alguna manera repercute, sino no estaría sentado acá. Ahora que lo pienso, doctor, creo que la gente necesita dosificar esta demencia, ¿no cree? No podemos ser una parva de dementes caminando por ahí hasta que la realidad nos golpee en el cachete, pero ¡qué difícil dejar de fingir! ¿Me ayudaría, doctor?
Bueno, creo que hasta acá llegamos, dijo el doctor. Un gusto conocerlo. Me parece que nos vamos a ver seguido.
Lucas cerró la puerta del consultorio del licenciado Zambroni, psicólogo.